Pep Marí, jefe de psicología del Centro Alto Rendimiento de Sant Cugat, expone en uno de sus trabajos una serie de pautas que pueden ayudar a entender algunas situaciones que se dan o pueden darse en la vida deportiva de nuestros hijos y jóvenes nadadores.
Acompañar sin empujar, escuchar sin juzgar, animar sin intimidar y estimular sin comparar.
No confundáis necesidades, las vuestras, con las de vuestros hijos. ¡Olvidaros de proyectaros en ellos!
Nunca le prometas una dedicación sin estar en condiciones de cumplirla... ¡Con las ilusiones no se juega!
Proponer a aquellos padres que no participan en el programa deportivo una manera de comenzar a implicarse.
Nunca desautorices al entrenador delante de tu hijo. Restas credibilidad y no educas autoridad.
No les quitéis entrenos por sacar malas notas. No les quitéis una fuente de autoestima. ¡Q aprenda a organizarse!
Aceptar que parte de la admiración que vuestros hijos sentían por vosotros a partir de ahora la asumirá el entrenador.
Comentar al entrenador vuestros puntos de vista, nunca a vuestros hijos. No esperéis que os haga caso, sí que os escuche.
Ni relativizar, ni sobrevalorar los éxitos deportivos de vuestros hijos. Acentuar su esfuerzo, no tanto su resultado.
Si vuestros hijos no pringan, no aprenden. Permitirles errores y frustración, forman parte del proceso de aprendizaje.
No os conforméis con que vuestros hijos se diviertan practicando deporte. También esperar que aprendan valores, hábitos y recursos.
Olvídate de para qué deporte tiene talento tu hijo. Enséñale persistencia, autonomía y humildad. Sólo así desarrollará el talento q tenga.
No animes a tu hijo cuando todo va bien, no lo necesita. Hazlo cuando todo va mal, le ayudarás a persistir.
Procurar que vuestros hijos practiquen muchos deportes antes de quedarse con uno. ¡Diversificación antes que especialización!
Mostrar autocontrol en las gradas. Una manera de educar consiste en predicar con el ejemplo.
No tratéis de imponer un deporte a vuestros hijos. Permitirles q elijan. Sólo nos comprometemos cuando escogemos.
Si vuestro hijo se apunta a tenis y no le gusta, que aguante hasta diciembre... ¡Quien no pringa, no aprende!
Si dices a tu hijo cómo debe jugar te cargas la credibilidad de su entrenador. Lograrás q pase del del entrenador, más tarde pasará de ti
Padre, piensa 3 valores. Madre, piensa 3 valores. Entrenador, piensa 3 valores. Hiijo/a, di 3 valores. ¿Alguno coincide? ¡Un 10 para todos!
Si eliges por él/ella le quitas al deporte la oportunidad de enseñar a tus hijos a buscarse la vida. ¡Cuidado con la sobreprotección!
Si quieres tener un campeón en la familia, entrénate. Mientras deja q tu hijo disfrute del deporte (lema de un club argentino de fútbol).
¡Claro que existen entrenadores poco preparados! Pero, reconocer a tu hijo que el suyo es uno de ellos no le ayuda a seguir mejorando,
Nunca digáis a otros padres que tratan mal a su hijo en el deporte. Proponerles una manera aún mejor de hacer las cosas.
No esperes a q tu hijo salga llorando de un entreno para hablar con su entrenador. Habla con él cada vez que discrepes. ¡Vale más prevenir!
Tipos de padres: desinteresados, entrenadores desde la banda, asistencia en carretera (sobreprotectores) y bien orientados. ¿Quién eres tú?
Los padres formáis parte del equipo de vuestro hijo. Por eso tenéis 2 tareas: cumplir vuestra función y respetar el resto de funciones.
Si sólo es vuestro hijo quien disfruta del deporte, no aprende a compartir. Si disfrutáis del deporte en familia, esto tiene futuro.
¿Qué le preguntas a tu hijo cuando regresa de competir? ¿De dónde vienes?, ¿Ganaste?, ¿Te has hecho daño? o ¿Te has divertido?
Para q el deporte sea una escuela para la vida vuestro hijo debe aprender a tolerar pequeñas frustraciones e injusticias. ¡No pasa nada!
Nunca digas a tu hijo que si no sirve para el deporte se dedique a otra cosa. Hay pocas cosas mejores y todos servimos para el deporte.
Nunca digas a tu hijo que es muy bueno haciendo deporte, aunque realmente lo sea. Le complicas la vida. Limítate a ayudarle a persistir.
No podéis decir que no queréis presionar a vuestro hijo y cambiar vuestro estilo de vida para que él pueda seguir entrenando.
Utiliza el deporte para educar a tu hijo en la responsabilidad. Ya sabes, tomar una decisión y asumir todas sus consecuencias.